Tus palabras podrían llegar a convertirse sinónimo de mi dolor. Ese dolor que está cuando me levanto y cuando me acuesto. Las últimas aún más. ¿Recuerdas la vez que pusiste fin a todo de lo que yo antes veía como un castillo de un príncipe y una princesa? El castillo, el más bello de todos aunque al lado de tu sonrisa no podía compararse. El príncipe, una persona que te quitaba el aliento nada más verlo, a lo mejor a las demás princesitas de distintos reinos lo veía poca cosas pero a aquella princesa, a su princesa era el chico perfecto sin ninguna pega. Un día el castillo se hacía viejo y no tenia esa magia pero no por sus años si no por que ellos habían perdido todo lo que amaban. Aunque ahora no es ninguna princesa de ningún castillo ni de ningún príncipe, ella seguía viéndolo perfecto, tal y como es.
No hay comentarios:
Publicar un comentario